A continuación, tenemos la partida de Laura Huelin que ha jugado Long Haul 1983.
Podéis seguir sus creaciones en Bluesky.
Por último, recordamos que las bases la podéis encontrar aquí.
Introducción
He jugado a Long Haul 1983, de Sean Patrick Cain. No he usado suplementos, pero hace un par de semanas estuve viendo gameplays de Road 96 y está inspirado en ese mundo, pero no es necesario conocer el videojuego para entender la partida.
El juego tiene una banda sonora recomendada.
Partida
Día 1
Hola. ¿Qué tal todo? Sé que no me puedes contestar pero yo te voy a llamar todos los días. Acabo de dejar la última carga de baterías y radios y generadores y ya estoy yendo hacia el norte. Fue todo según lo previsto. Ya no quedaba nadie cuando llegué, así que descargué todo solo. Cuando vuelva alguien, si es que vuelven algún día, tendrán los aparatos listos.
Estos días he ido viendo cada vez a menos y menos gente. No sé a dónde están yendo, pero hacia el norte no, desde luego; estaríamos formando una caravana y voy solo. Hoy estuve conduciendo más de una hora antes de darme cuenta de que no me había cruzado con nadie en todo el día.
Hace un calor de muerte. Odio esta zona del desierto. Es todo plano, recto, amarillo y aburrido. El sol cae a plomo y todo lo que hay alrededor es calor, piedras y tierra. Espero dejar todo esto pronto atrás.
Llevo el camión viejo pero está funcionando como un campeón. Después de descargar le costó un poco arrancar, pero le fiaría mi vida. De hecho, al llevármelo es un poco lo que estoy haciendo, ¿no? Dependo de que este motor siga funcionando para cruzar las montañas. Pero no va a fallar por el camino. No es rápido pero es fiable. No te preocupes.
La nube nuclear está lejos aún. La veo sobre todo por las noches, a más de dos días de distancia. Avanza pero muy lenta. Más lenta que yo. Me da tiempo a llegar sin que me coja.
Cené hace un rato. Voy a irme a dormir y mañana a seguir conduciendo. Voy a buscar una cabina y llamarte todos los días. Sé que no puedes llamarme, pero no me importa. Te prometo que voy a llegar. Voy a cruzar las montañas y os acompañaré. Dadme unos días.
Hablamos mañana.
Día 2
9 ♣ | Q♦ | Q♥
Te dije que te llamaría.
No está siendo fácil encontrar cabinas pero, lo bueno de estar solo, es que las que hay, no tienen cola.
Sigo conduciendo hacia el norte. El camión está yendo perfecto. Arrancó a la primera.
Tuve un susto hoy en la carretera. No sé si desde allí lo podéis ver pero los incendios forestales están extendidos por todo el horizonte. Yo no veo el fuego, solo el halo naranja de las llamas y el humo, mucho humo. Pues hoy me encontré con un… no es prado porque esto es el desierto y no hay hierba, pero una zona de arbustos y árboles pequeños ardiendo. El fuego cruzaba la carretera. Tiré para adelante, porque qué otra cosa podía hacer. El camión pasó por encima y salimos sin daños los dos.
Desde entonces no he vuelto a ver fuego, solo esa sombra naranja en el horizonte. Por más kilómetros que avance no parece que la deje atrás.
No sé qué contarte que no sea eso o la nube. Me he pasado el día solo, conduciendo por estas carreteras llanas y rectas, bajo el sol y el polvo, mirando la nube en el retrovisor. En esta ruta no hay mucho en lo que pensar y mi radio dejó de funcionar hace tiempo. Así que me he pasado el día pensando en la nube, que parece que me sigue a mí personalmente. Siempre ahí atrás, siempre visible, pero que ni se acerca ni se aleja. Parece que me estuviese siguiendo.
Sigo convencido de que tengo distancia suficiente con ella. Salvo que el camión se averíe, tengo tiempo de sobra para cruzar las montañas y dejarla atrás sin darle tiempo a alcanzarme. Hoy me pareció que ella iba un poco más rápida. Pero queda mucho para que me alcance.
Y esto es todo. Ojalá tuviera un teléfono al que pudieras llamar y me contases cómo vais, qué hacéis, cómo estáis, dónde estáis. De momento nos tenemos que conformar con esto.
Te llamo mañana.
Día 3
J♥ | 8♥ | 3♠
Buenas tardes. ¿Cómo vais por ahí? ¿Estáis contando los días para que llegue?
Otro día más de carretera. Al menos ya no hace tanto calor. En esta zona tan plana hay mucho viento todo el rato, y con la carga del camión vacía me daba un poco de miedo que me desviase. Pero voy con cuidado y ya está. No es un viento con el que no haya conducido antes.
No tengo muchas novedades que contar. La carretera es larga y recta. De vez en cuando veo un árbol. Mientras, sigue siendo todo tierra y piedras.
Ayer por la noche me enganché una mano en un alambre. Me hice una herida, pequeña. Sangró un poco pero me la pude lavar. No creo que se infecte, aunque noto el borde de la herida algo caliente. En las estaciones de servicio estoy encontrando botiquines enteros; creo que cuando entre en una a cenar esta noche voy a buscarlo y volver a curármela.
Hoy está siendo complicado lo de encontrar comida. Hace días que no veo a nadie en ningún sitio, pero estoy parando en las estaciones de servicio a comer, ducharme y descansar. Las puertas están abiertas y las despensas llenas de comida; entro y me sirvo porque nadie más la va a aprovechar. Hoy iba demasiado concentrando pensando en otras cosas y debí pasarme la estación en la que debería haber parado a comer. Así que seguí y hasta ahora, que ya está cayendo el sol. Paré hace un rato, y me hice un bocadillo con el poco pan que queda, todavía aceptablemente fresco.
¡Ay! Hoy en la carretera me encontré con un coche, abandonado al borde de la carretera. No había nadie, pero paré y bajé por si dentro encontraba algo útil. Y jamás adivinarías qué tenía: un casette. No la radio propia del coche, que dependiese de poder arrancar el motor. Un casette de verdad, con pilas todavía. Le di al play y empezó a sonar una canción que decía Nuclear war, if they push that button, your ass gotta go. Vaya casualidad, justo esta canción. En este coche. En este momento. En esta carretera: es la primera música que escucho en semanas.
Le quedaba muy pocas pilas. La canción se fue ralentizando y se paró antes de que pudiese terminar.
Me volví a subir al camión, a hacer un montón de kilómetros más.
Sigue habiendo fuego en las montañas.
La nube está lejos.
Hablamos mañana.
Día 4
10♠ | 10♥ | J♠ | 9♥
Buenas tardes.
El camión no está fallando, el camión va finísimo. Quien está empezando a fallar soy yo. El camión me va a llevar hasta las montañas y luego más allá y luego me va a sobrevivir a mí, ya verás.
Ya pasé el desierto. Los días de calor y polvo, y esas carreteras eternas rectas se han acabado. No estoy todavía ni al pie de las montañas pero ya se puede ver que el paisaje es diferente. Empieza a haber árboles. Arbustos verdes. Muy de vez en cuando, algo de hierba. Todavía me quedan un par de días al menos para llegar a los ríos, pero ya se ve que es otra parte del país. Ese calor árido y polvoriento, ese polvo horrible que se te mete en los pulmones, eso ya quedó atrás.
Estuvo lloviendo un rato y todo. ¡Hacía tantísimo que no veía la lluvia! Casi no me acuerdo de cómo se le daba al limpia del camión.
Me alegro mucho de haber dejado todo el desierto atrás.
En otras condiciones, si hubiera gente por aquí… ya sé que no voy a encontrar a nadie. Después de cuatro días solo en la carretera sin cruzarme con nadie sé que no voy a encontrar de repente un pueblo lleno de gente. Se han ido aunque yo no sepa adónde. La gente de esta zona me caía bien. Ya no hay tantas estaciones de servicio; en esta carretera hay pueblos y bares. Tabernas. En otro tiempo, a estas horas, en vez de coger el teléfono y llamar sin poder oírte, lo más probable es que hubiera entrado en una de estas tabernas, hubiese gente cantando y tocando no pudiera escucharme hablar siquiera.
En cambio, está todo vacío.
Hasta el bar donde paré esta noche parece más pequeño.
Mi cuerpo empieza a fallar un poco. Pensé que el polvo del desierto era el que me iba a dar problemas, y es la lluvia y la humedad quienes me están molestando. La mano que me rajé el otro día está bien, pero hace un rato me dio un ataque de tos bastante grande. Lo superé y no llegó a nada, pero me da miedo que el frío me afecte más de lo que contaba y que la humedad de alrededor me haga el asma peor.
Antes de que empezase a llover, una nube de humo de los incendios me envolvió el camión y creo que fue por eso que empecé a toser. Me desorientó durante un rato, porque perdí la perspectiva. Voy hacia las montañas, vale, y las montañas están ardiendo: pero no estoy tan cerca como para encontrarme en medio del humo.
Todavía no.
Ya llegaré.
Hablamos mañana.
Día 5
K♣ | A♥ | 6♦
Te dije que iba a volver a llamar. Por aquí sigue lloviendo ¿Cómo estáis por ahí? No me puedes contestar pero yo pregunto igual. Ojalá pudieras contestar.
Sigue lloviendo. Cada vez hay más árboles, la carretera es menos plana… va todo bien.
Hoy me di un susto. Me pareció que la nube nuclear estaba encima de mí. Debía haber un girón atascado en una curva. Tiré para adelante. Aceleré y seguí adelante. No entró en la cabina, ni afectó al camión. No sé cómo estaba ese cacho ahí. Apareció de repente y se fue de repente. Y ahora que es de noche se le ve brillar a lo lejos y no hay ningún rastro en este camino. No hay nada que me diga que esté más cerca o que se esté fragmentando; ni que un trozo de ella me haya adelantado. La veo ahí al fondo. Tengo tiempo.
Hoy además me encontré con la mejor estación de servicio que me he encontrado hasta ahora. Tenía todavía las luces encendidas; a estas alturas ha saltado el diferencial de todos los edificios y cada noche, cuando entro en los bares, tengo que buscar la caja para encenderlas yo.
Le vi las luces desde lejos. Se estaba empezando a poner el sol y pude ver el cartel, que brillaba, como diciendo, “aquí tienes comida bien conservada, aquí vas a poder comer caliente”. Y era verdad. La puerta estaba abierta (todas las puertas siempre están abiertas), las neveras estaban funcionando y pude encender la plancha. Me hice una hamburguesa caliente, pude tostar el pan, que ya está en todos lados duro como una piedra. No sé cuándo voy a poder volver a cenar un huevo frito; y acabo de cenar como un rey.
Esta estación de servicio me recordó a otra en la que estuvimos hace tiempo, cuando coger el camión y hacer kilómetros no era un trabajo, era un placer. Debió ser nuestro segundo verano juntos; el primero desde luego no lo fue. Cogimos la carretera diciendo “vamos a ver qué pasa”. Y no pasaron muchas cosas. Pero me alegré mucho de poder estar contigo. No pasaba nada fuera me gustaba saber que estabas a mi lado, pero me gustaba saber que estabas sentada, dándome charla y mirando el mapa. Como intentando decidir adónde íbamos, pero realmente me daba igual. Porque lo bonito de ese viaje estaba pasando dentro de la cabina.
No tiene nada que ver con este camino que estoy haciendo. Que voy solo, dentro y fuera. No puedo hablar con nadie: la gente que pasa mucho tiempo sola dice que hablan en voz alta consigo mismos y yo no puedo. Solo puedo pensar.
Hablamos mañana.
Día 6
8♣ | 5♦ | 8♦
¡Buenas tardes!
Te dije que te iba a volver a llamar.
Sigue lloviendo. Cada vez llueve más.
El camión está estanco, seco por dentro. Pero a mí me empiezan a doler las articulaciones. No sé si es por llevar seis días en la carretera o por la humedad. Pero empiezo a notar el cansancio.
Al menos , la cama, o mejor dicho el colchón, que tengo en el camión es muy cómoda. Siempre me reconfortó mucho dormir ahí dentro, como escondido, detrás de la cortina. Pero por si acaso, y eso que hace una semana que no veo a nadie, estoy escondiendo el camión a la hora de irme a dormir. Ya no lo dejo en la parte de delante de las estaciones cuando aparco, solo y llamando la atención. Me lo llevo para los aparcamientos del fondo, y si hay más camiones aparcados, lo meto con ellos. Una parte de mí, que cuando llega el día siguiente sé que es irracional, dice que si mezclo el camión con otros, y aparece alguien a revolver entre ellos a ver qué se puede llevar, intentará entrar antes en los otros. Y hará ruido, y me despertaré, y podré estar preparado.
No tiene mucho sentido porque estoy solo y no va a venir nadie. Pero es lo que hago.
Estoy durmiendo bien, dentro de lo que cabe. Tenso pero profundo. Al menos no me duelen los huesos de dormir, me duelen de la lluvia.
Me da miedo encontrarme con alguien atracando camiones. Pero me da más miedo no ver a nadie nunca más. Me da muchísimo miedo llegar a las montañas, cruzar la frontera y darme cuenta de que tampoco al otro lado estáis vosotros. No he visto qué le pasó a la gente para desaparecer. Pero no hay nadie en ningún lado. Ni siquiera como antes, que veías a la gente caminando en los márgenes de la carretera, hacia la frontera, y pasaban semanas caminando, un reguero de gente que no paraba de pasar.
No hay nadie.
Pero no puedo ser la última persona sobre la tierra, ¿verdad? No puedo serlo.
Te llamo mañana.
Día 7
10♣ | 7♦ | 7♥
¡Buenas tardes!
Te sigo llamando. El mundo se acaba y yo te sigo llamando.
Sigo sin hacer como los locos, que hablan solos. Bueno, siempre te llamo y nunca contestas, que es un poco lo mismo.
Sigue lloviendo. Cada vez un poquito más fuerte, cada vez un poquito más continuo y también, cada vez un poco más acostumbrado yo.
En la estación de servicio de ayer encontré un spray. Hacía tantos años que no utilizaba ninguno. Lo cogí. Tenía que llevármelo. Y hoy aproveché, cuando paró un rato de llover, y bajé y pinté en el capó el símbolo de la Brigada. Y me sentí tan libre. Tan propio. Hacía tanto tiempo que no podía lucir el símbolo, que si lo llevaba tenía que vigilar si alguien lo veía, que estaba pendiente de si me quitaba los pines o si estaban visibles. Me siento tan libre de poder llevarlo pintado en grande y que no haya nadie para decirme nada por él. Que sepas que mi camión está marcado con una B bien grande, rodeada de un círculo, y que con él voy a ir a buscarte.
Por el resto no fue un día muy divertido. Hubo un momento raro… tantas horas en la carretera te hacen ver cosas. Otra vez me crucé con un trozo de monte ardiendo… bueno, no puede arder porque está lloviendo, pero sí que humean y el humo se estanca porque no hay viento. Y me pareció ver gente entre el humo. Obviamente no eran gente, ni siquiera animales. A veces veo rastros de jabalís o corzos, que hay movimiento de animales o así, pero nunca gente. Pasé por el lado y era solo humo. Pero no me alegré tanto como pensé que me alegraría si me encontrase con alguien. Me puso los pelos un poco de punta.
Y también quería comentar, pero no para alarmarte. Me ha dado otro pequeño ataque de tos. Estuve tosiendo unos minutos; no me faltó el aire y paró al poco. Tengo la garganta un poco tocada, pero no pasa nada porque eres la única persona con la que hablo en todo el día.
Voy a descansar. Voy a pasar el camión al aparcamiento trasero, que hay dos cabezas de camión, y me voy a poner al lado.
La nube sigue igual de lejos.
Buenas noches.
Hablamos mañana.
Día 8
4♥ | 5♣ | 5♠
Buenas tardes.
Sigo encontrando estas cabinas de teléfonos para poder llamar. No sabía que había tantas. Nunca las había buscado, y ahora de repente, donde creo que van a estar, están esperándome. Como puestas solo para ti y para mí.
Hoy estoy optimista.
Ha dejado de llover. Hace una noche clara, despejada. Puedo ver las estrellas. ¿Sabes la de tiempo que hace que no veía las estrellas? No me refiero a estos días que estuvieron nublados, estoy hablando de farolas, ciudades, pueblos, neones, otros coches que deslumbran. Está todo oscuro y aún así se ve todo. Las estrellas prácticamente hacen sombra. Me parece que hace mucho tiempo que no veía tanto a mi alrededor. Que el ambiente estaba tan limpio y había tan poco polvo o lluvia, que simplemente esto era la tierra, y yo presenciándola.
Qué pequeña es la Tierra en comparación con las estrellas. Y qué absurdos parecen los problemas cuando las miro y pienso en su escala. Tú, lejos todavía, estás viendo las mismas estrellas que yo. La gente que desapareció estaba bajo las mismas estrellas que yo. Más allá de las montañas, pero también al sur del desierto: no somos nada en comparación con el universo. Aquí abajo me he pasado un mes repartiendo trozos de radios, cables y baterías por si alguien en un futuro los encuentra y los usa; y luego una semana recorriendo una autopista vacía porque un monigote ha decidido destruir el país. Y a las estrellas les da igual. Estaban ahí cuando le votaron por primera vez, seguirán ahí cuando se muera y desde luego que van a estar ahí cuando todas las personas sobre la tierra se hayan olvidado de él y lo que hizo.
Volviendo a cosas mucho más mundanas, me duele la espalda. No puedo moverme mucho. Hace demasiados días que estoy en el camión y lo único que hago es conducir y me estoy quedando un poco encorvado. Ya se me pasará. Ya tendré tiempo de estirarme y caminar y de no volver a pasar sentado tantas horas seguidas.
Mientras, sigo avanzando hacia el norte.
Paró de llover pero está todo encharcado. Yo qué sé. Me parece bien.
Tuve un ratito de dejar descansar el camión. La tierra ya no es plana. Voy por pequeños montes. Y este viejo gruñón pero confiable a veces se calienta de más cuando tiene que subir una cuesta demasiado larga. Cuando llegué arriba, paré a dejarle enfriar antes de volver a arrancar. Y te escribí una nota. Sobre lo que tendría que ser. Y sobre lo que va a ser. Y cómo lo vamos a hacer.
No te voy a decir qué dice la nota. Te la doy en persona y ya la puedes leer tú.
Me quedan pocos días para cruzar la frontera. Hoy dejé atrás la penúltima provincia. Qué tontos parecen los carteles de los lugares marcando dónde empieza un nombre y termina otro; dónde manda cada persona. A quién le importa, a quién pertenece cada tierra. A quién le importa. Qué es una frontera, sino una raya imaginaria. Una verja que alguien planta y dice que le pertenece una tierra; la tierra no debería pertenecer a nadie. La tierra es de quien vive en ella.
En eso estaba pensando cuando apareció el cartel de “Está saliendo de Tillandsia, bienvenido a Quercus”. Qué importa si ya nadie vive aquí.
Cada vez me queda menos para llegar.
Te llamo mañana.
Día 9
A♦ | 4♣ | 9♠
¡Buenas tardes, al pie de la montaña!
Qué bien suena poder decirlo. Nunca pensé que me fuese a gustar tanto la nieve. Con lo fría que está y con lo fácil que se te mete por los recovecos de la ropa. Pero aquí está: la primera nieve. A puntito de llegar a ti.
El camión sigue sin fallar. Es increíble este cacharro. Pensaba que la radio había dejado de funcionar hace mucho tiempo, porque llevo días intentando sintonizar algo, pero no había manera. Solo recoge estática. Y hoy de la nada empezó a sonar una canción. Una canción de una cinta que tenía puesta y que ni recordaba que estaba ahí. Una canción animadilla, a varias voces. Hace muchos días que no escucho la voz de nadie. Sonó casi toda la canción y luego se volvió a estropear. Pero, ¡una canción!
Y luego pasó otra cosa inesperada. La radio como que quiso sintonizar algo, como si hubiese alguien hablando. No llegué a entender nada, pero estoy seguro de que eran voces humanas. No entendí ninguna palabra, ni siquiera en qué lengua hablaba. Creo que sois vosotros, al otro lado. Estoy tan cerca que creo que estoy empezando a pillar a vuestras ondas.
Esperadme un poco más.
Que casi llego.
Paré a dormir una siesta a la hora de comer. En un sitio tranquilo, apacible. Ya no llovía y todavía no estaba nevando. Encontré un hueco entre unos árboles, paré el camión y me eché una siesta. Así que ahora no tengo sueño. Ya cené y creo que voy a seguir conduciendo toda la noche. Tengo tantas ganas de llegar y lo veo tan cerca que no quiero perder el tiempo. Seguiré conduciendo hasta que tenga sueño. Y si sale el sol antes, mejor.
Te llamo mañana.
Día 10
Q♣ | 8♠ | K♥
¡Buenas tardes!
No desde el pie de las montañas, sino a mitad de camino ya. Este camión viejo me va a llevar a dónde haga falta, es incombustible.
Ayer, por la noche, como te dije, seguí conduciendo. Avancé bastante. A lo mejor debería haberlo hecho de día, porque había hielo en la carretera. No me resbalé, y no pasó nada. Pero podría haber pasado. Hoy hizo sol durante todo el día y se fue derritiendo, así que he ido más seguro.
Esta noche no voy a conducir, me voy a quedar descansado, que mañana va a ser un gran día.
¿Te acuerdas que hace unos días te dije que había encontrado como un trozo de nube nuclear en medio de la carretera, atascada? No debieron ser imaginaciones mías, porque hoy me volvió a pasar. Paré un rato a comer, a un lado de la carretera (aún tengo unas cuantas latas, por si vuelve a pasarme lo de no encontrar una estación o un bar donde conseguir comida) y cuando me di cuenta había un cacho de nube. No la nube grande; está muy lejos, y lo sé porque la veo por las noches. Era como un cacho deslocalizado de la nube, que de repente rodeó toda la cabina y no pasó nada. No pasó nada pero durante un momento me asustó un montón porque no contaba con ella. Así como apareció se disipó. Luego estuve mirando si se había quedado algo pegado a la chapa de fuera, pero parece que está todo limpio.
Ahora que estoy en las montañas, veo un montón de árboles quemados. Ya no arde nada, porque entre la nieve y la lluvia se habrá apagado. Y me puse a penar en cómo empezó el fuego. Cuándo? Lleva tanto tiempo ardiendo y ha habido tantos incendios que ya no sabemos cómo empezó. Recuerdo momentos importantes: cuando tuvieron que desalojar el pueblo de tus padres, cuando se metió en el campus y parecía que la hierba ardía espontáneamente. Pero no sé dónde empezó. Sí sé que se va trasladando, pero no de dónde a dónde. Aquí ya ardió, pero los árboles están empezando a rebrotar.
He parado en el lago, al lado de la cascada y las cuevas. No las había visto nunca, ni siquiera en fotos, pero en cuanto llegué a ellas, supe que era el sitio. Las cuevas están pintadas por dentro con spray. Dejé el mío, por si alguien que venga después quiere dejar su huella. Encontré cartones y alguna manta; gente que pasó antes que yo pensó en los que llegarían después.
Es un sitio tranquilo, y el sonido del agua corriendo es lo más bonito que he escuchado nunca. Pero también se ve que es un lugar por donde pasan los desesperados. Hay un par de sillas rotas, restos de envases de comida… es la última parada. Antes los chavales se colaban por los túneles bajo la puerta; ya no hay guardias y yo voy a pasar por ella. Si a mí me ha costado hacer el camino en camión, no me puedo imaginar los que hicisteis la ruta a pie.
Me queda muy poco para llegar. Si el hielo no me retrasa, mañana estoy en la verja de la frontera.
No puedo esperar a veros.
Día 11
Buenas tardes.
La estoy viendo. La valla.
Estoy viendo la puerta. No está abierta, está reventada. Pasó alguien con más ansias que yo y con un cacharro igual de grande.
Te hago una última llamada para que sepas que estoy aquí. Quizás antes de que se ponga el sol.
Te prometí que llegaría a ti. Y ya llegué.